Encuentro 5: La reunión de equipo (durante el primer bloque)

La reunión de equipo

 

  1. El objetivo de la reunión de equipo

 

La reunión de equipo es un espacio para discernir el paso de Dios en los hermanos, en el grupo, para buscar el querer de Dios en la oración común, para interceder por los hermanos que nos fueron confiados, para ver las necesidades del grupo, para buscar la luz en los discernimientos de situaciones de los hermanos que acompañamos.

El equipo es el lugar para unificar criterios, para tener un solo corazón, para conducir el rebaño que nos confió Jesús pastor. En la reunión de equipo también armamos la reunión, porque cuando se arma la reunión desde el Espíritu generalmente toda la reunión sale sola. Otro objetivo importante de la reunión de equipo es facilitar el compartir de la propia vida. Es el equipo donde se pueden dar pasos concretos de Espíritu o mejor dicho donde el Espíritu puede dar pasos en nuestro corazón.

 

  1. Puntos a tener en cuenta en la reunión de equipo

 

  • Orar primero, buscar un lugar y un tiempo concreto de reunión.
  • Organizar horarios, no para estructurarnos sino para encausar el Espíritu y ordenar la reunión.
  • Ser responsables y astutos con lo que asumimos del servicio al inicio del año. Si asumimos el servicio en Espíritu hay una gracia detrás que nos ayuda a sostenerlo, es probable que con el año nos sucedan situaciones que no queríamos o no teníamos previsto, ser astutos y discernir desde el Espíritu y con un hermano pastor tales situaciones, seguro habrá una gracia detrás de la vivencia de las mismas.
  • Pastorear nuestro servicio, que nos ayuden a mirar nuestras actitudes a trabajar.
  • Orar personalmente nuestro servicio.
  • Pastorear nuestro equipo con los hermanos auxiliares, si bien se acercan para ver la realidad en forma general es necesario el pastoreo para que los auxiliares ejerzan el servicio pedido por Dios y para que el cuerpo se edifique.

 

  1. La búsqueda de la comunión

 

Como catequistas creemos que el en otro está Jesús, la otra persona es una Sagrario Humano de Jesús, Jesús se manifiesta entre nosotros en la  vida de los hermanos, entonces, ¿cómo tratamos a Jesús en nuestros hermanos? Así como lo tratamos a él/ella lo tratamos a Jesús.

 

Buscar la comunión supone tres actitudes:

  1. Poder pensar con otros.
  2. Poder sentir con otros.
  3. Poder obrar con otros.

 

Dios nos pensó diferentes y nos hizo diferentes por eso pensamos diferente, pero en la diversidad, que es rica, nos complementamos; estamos llamados a la unidad en el Espíritu.

 

  1. Poder pensar con otros

Supone un respeto grande por  el otro, escucharlo, intentar ver porque piensa así y supone estar acertado. El riesgo es poner distancia porque pensamos distinto y buscar que se escuche primero lo que quiero decir, reforzando mis ideas, que se consideres lo que digo, que las cosas sean como yo las digo o pienso. Es bueno generar la posibilidad de pensar juntos y buscar la verdad de Dios que no es cualquier verdad. Es importante pedirle al Señor la gracia de que en la oración personal me enseñe a pensar con el otro.

 

  1. Poder sentir con otros

No es sentir lo mismo, si no compartir un sentir, buscando convertir el propio sentir en el sentir de Jesús. Podemos Amar aunque pensemos diferente, tenemos que ser conscientes que muchas veces nos pesan las características de nuestra naturaleza, es muy bueno aceptar que no podemos todo, que no somos perfectos. Preguntarnos donde está y cual es el sentir de Dios. El peligro está en no reconocer que en lo más profundo de nosotros está el pecado de querer ser como Dios y podemos competir con el (OMNIPOTENCIA).

Cuando hablamos de sentir, hablamos de sentir interior que es diferente del sentimiento.

El sentir tiene que ver con la experiencia del Espíritu (ej. cuando en la oración alguien expresa cosas que yo también experimentaba por dentro, a eso lo llamamos sentir con otros, que es un regalo de Dios en la oración) El sentir interior nos va a llevar a dejar de lado nuestro querer porque prima el querer de Jesús. Es bueno saber que nuestro sentir no es perfecto porque nosotros no lo somos, el querer de Dios hace que nuestro querer no esté por encima, que mi experiencia no está por encima, que el figurar o sobresalir tampoco lo este.

 

  1. Poder obrar con otros

Es buscar hacer desde Dios un camino constante de discernimiento, obrar con otros no tiene que ver con hacer muchas cosas o con el armar la reunión, sino hacer un camino de discernimiento que es dejar que Él obre. Hacemos en función de lo que discernimos.

Para discernir nos puede ayudar:

  • Individualizar y no generalizar sobre las situaciones
  • Dar razones (porque)
  • Buscar crecer en la realidad, porque es así, que traigo yo y que trae el otro.
  • Buscar la voluntad de Dios, olvidarme de mis razones, volver a la vivencia de 1 Cor. 13 conociendo cuales son mis prejuicios, dejando mis juicios de lado, poniendo al otro como lo más importante
  • Saber que la crítica no constructiva destruye al otro, divide, aleja, sea critica de pensamiento o de palabra (Santiago 3y 4)
  • Ser reservado con las situaciones de vida de los hermanos, buscar ayuda sin ventilar cuestiones personales que me fueron confiadas.

 

Como catequistas – pastores somos invitados a adherir al anhelo de Jesús “la conversión de los hombres” para lo cual necesitamos ser convertidos primero porque para nosotros el mayor peligro es la falta de humildad, el ocupar el lugar de Dios, creyendo que la tenemos clara y que lo podemos todo.

 

ANUNCIAR LA PALABRA  EFESIOS.4, 1-16

 

Tenemos la vocación de ser catequistas – pastores, anunciadores de la Palabra de Dios sea en el servicio interno que me toque o en el grupo. Ser soporte uno de los otros. Soportarse por amor, buscando dejar de lado nuestros intereses personales, lo propio y lanzarnos a buscar a Jesús en nuestro equipo, en nuestros hermanos, mirando en lo profundo del corazón. No hay talentos mayores o peores, grandes o pequeños, lo que nos fue dado es para edificar a su pueblo.